viernes, noviembre 10, 2006

Meditación de la chistorra

Mi exudación se identifica con la grasa enigmática que la piel de estos seres delgados no impide nunca seguir expulsando muy lentamente.
A esta casi eclosión de materia turbia puede llamársele arte, si en ello convenimos, pero yo carezco de cualquier grandeza o epicidad: mi proceso es lamentable y tierno como la degollación tardía de cualquier ángel taciturno.
Puedo ser ese ser colgado de un tenebroso techo, expuesto a su drenaje y desecación: puedo ser, eso sí y también, una mera chistorra.
Cuando me ponga barroco determinaré la velocidad con la que los relojes me siegan, y conmigo a mi ser.
Y así hasta entonces permanezco inmóvil y sin alma o luz.

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1 comentarios:

A las 5:15 a. m. , Blogger Cesc Fortuny i Fabré ha dicho...

Me encanta ese concepto de "Meditación de la chistorra". Me imagino embutido en una tripa de cerdo, totalmente circunspecto.

 

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